El óptico oscense Enrique Ripoll regresa de su cuarto viaje de cooperación a Chad con la fundación Ilumináfrica
ACABA DE REGRESAR de un viaje de cooperación a Chad, y ya van cuatro. El óptico optometrista oscense Enrique Ripoll estuvo poco antes de Navidad en el país africano, donde colaboró durante dos semanas en una nueva campaña humanitaria de la fundación aragonesa Ilumináfrica, que trabaja en los hospitales de Bebedja y Dono Manga. Como siempre, el trabajo no ha faltado. “Hemos batido récords, tanto de operaciones como de gafas. Se han hecho 150 operaciones, la mayoría de cataratas, y también de trachoma y otros problemas de párpados propios de zonas tropicales”, resume. Han montado además unas 180 gafas de sol y 130 de visión, en un país donde los problemas oculares son frecuentes. Hay tantas solicitudes para operar que el quirófano se satura ya la primera semana, y “tienen que esperar hasta la siguiente expedición”. En cada viaje siempre quedan ‘deberes’ pendientes: “La labor es inabarcable, casi infinita. Es un mundo difícil de comprender si no se está allí, porque las carencias son totales, a todos los niveles”. A pesar de todo, sus habitantes entregan lo poco que tienen. “Un domingo, los niños del hospital y sus familiares ofrecieron un pequeño festival con cantos y bailes, hicieron una lectura agradeciendo nuestra labor y pidiendo que no les abandonemos.
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