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domingo, 14 de diciembre de 2014

Presentacion libro "Mis pequeñas odiseas: viajando con otros ojos

El pasado jueves a las 19 horas se presento el libro 

"Mis Pequeña odiseas: viajando con otros ojos"

El libro escrito por Alberto Gil, explica sus experiencias y permite ver con otros ojos su viajes y visiones del mundo.







Gracias a Alberto Gil por su colaboración.

miércoles, 3 de diciembre de 2014

Un nuevo viaje CHAD 2014 (Hemos llegado)


Ya estamos en el Chad
Un año más, lo que yo suponía que sería una rutina, de nuevo este país tan especial nos demuestra en cada viaje, que todavía no lo hemos visto todo.
Ya sabíamos que este año podríamos tener algún problema en la entrada al país, pero lo que no suponíamos es que las dificultades iban a llegar tan pronto.
Javier Nart, el cónsul honorario del Chad en España, al ganar su acta de Diputado Europeo, había decidido por razones evidentes, cesar en sus funciones diplomáticas. Pero esa medida , aparentemente banal, añadía una nueva dificultad a nuestras expediciones.
Desde los primeros viajes, Javier había tenido un comportamiento exquisito con nuestra organización: exención en los pagos, eficacia en las gestiones, rapidez en la tramitación e incluso nos consta que en una ocasión modifico un viaje para poder emitir una visa, que por motivos que no recuerdo habíamos olvidado solicitar.
La nueva situación que se planteaba, nos obligaba a realizar todas nuestras gestiones en la Embajada del Chad en París, con todos los problemas logísticos y de tiempo que eso suponía.
Pero una vez más Miguel Sebastian, el incombustible obispo aragonés, vino en nuestra ayuda. Había una alternativa, el “salvoconducto”. A mi la verdad la palabra me sonó bastante mal, parecía un trámite de guerra o como mínimo policial.
Inicialmente lo desechamos, el salvoconducto obligaba a dejar nuestros pasaportes en Ndjamena, ya lo habíamos hecho alguna vez, pero no todos estábamos tranquilos recorriendo media Africa sin papeles, pero por una de esas cosas del destino, habíamos sacado los billetes del vuelo sin darnos cuenta que el día siguiente a nuestra llegada al Chad era festivo. Las oficinas de emigración estarían cerradas y para no perder un día de trabajo tendríamos igualmente que dejar nuestros pasaportes en la capital, sin poder llevarlos con nosotros. Decididamente obtendríamos el Salvoconducto.
El papeleo era sencillo consistía en enviar una copia del pasaporte y del billete del vuelo a Ndjamena y casi a vuelta de coreo en unos días nos enviarían el anhelado documento.
Y así sucedió, lo único raro era que se trataba de una simple cuartilla fotocopiada, en la que alguien con un bolígrafo y no muy buena letra había escrito el nombre y número de pasaporte de los expedicionarios, un sello y un testo mecanografiado en el que se hacía constar que nos permitían entrar al país terminaban de dar carácter oficial a aquel papel . A mí la verdad tampoco me sorprendió mucho, sabiendo de donde venía, lamentablemente no ocurrió lo mismo con el personal de Air France en Barajas, El domingo llegamos pronto al aeropuerto, cuando nos toco el turno para facturar el empleado cuando comprobó el destino, no sin antes mirarnos con curiosidad, nos dijo “…pero para entrar al Chad hace falta visado””. Inmediatamente le explique lo ocurrido con el consulado, la existencia de otro documento el “salvoconducto” que como su nombre indica salvaba todos los conductos. A pesar de que le advertí que las apariencias engañan al tener entre sus manos el milagroso papel frunció el ceño y tras paralizar el etiquetado de las maletas nos comento: “… esperen un momento que lo consulto con mi superior”
Una amable encargada de la compañía, acudió de inmediato, tras mirar el papel, puso cara de incredulidad, para al momento y dando pruebas de gran profesionalidad recuperar la compostura y con una sonrisa nos tranquilizó, nos pidió que dejáramos libre el mostrador de facturación, porque se tenía que poner en contacto con sus superiores en París. La primera llamada no surtió efecto, tenía que ser el encargado para Africa de la aerolinea. Yo ya me veía con las 6 maletas de material durmiendo en la terminal, mientras la pregunta pasaba de despacho a despacho, sin que nadie supiera dar razón. Pero afortunadamente el encargado de Africa, ya se había visto alguna vez en estas lides. El documento era correcto, los del Chad son así, Ahora venían las prisas el vuelo salía en 45 minutos. Afortunadamente ya no tuvimos ningún sobresalto más.
El vuelo hacia Ndjamena, como casi siempre estaba repleto. Nada más descender de la aeronave nueva sorpresa, a la entrada a la terminal un chadiano con bata blanca, mascarilla y guantes, armado con dos termómetros en forma de pistola, uno en cada mano, disparaba los aparatos a la frente de los pasajeros que en dos filas pasábamos a su lado. No quiero ni pensar que habría ocurrido si alguno, como me ocurrió a mi el año pasado llegaba con 38 grados de temperatura.
Ya sabíamos que no teníamos que pasar por el control de pasaportes, y que teníamos que buscar el despacho de la policía. Lo encontramos rápidamente, un amable uniformado nos entregó un papel para rellenar, mientras el continuaba viendo la TV, que no se si por casualidad emitía una película que yo ya había visto con anterioridad: “diamantes de sangre”. Los tramites fueron sorprendentemente breves,el oficial se quedó con nuestros pasaportes y a cambio nos dio un papel, muy similar al que nosotros ya teníamos, pero en esta ocasión con dos peculiaridades se trataba de un folio, llevaba no un sello, si no dos y tenía escritas las palabras mágicas salvo conducto.
Y así entramos otra vez más a la república del Chad.
Al salir del aeropuerto una nueva sorpresa, nos estaba esperando el padre Joaho, el ecónomo de la diócesis de Oba. Que amable el obispo, pensé yo en mi ignorancia, nos manda a un viejo conocido para recibirnos. El motivo era otro, llegábamos justo el día previo al desfile de las fuerzas armadas. El chofer estaba durmiendo, teníamos que salir a las 5 de la mañana, la ciudad quedaba cerrada y a partir de las 8 y por razones de seguridad estaban restringidas las entradas y salidas de la ciudad, obviamente el centro de acogida en el que nos alojamos habitualmente la primera noche estaba completo y tendríamos que dormir en la casa de los combonianos. El reposo iba a ser corto y como no, la casa delos curas italianos estaba rodeada por no menos de 3 mezquitas, A las 4 de la mañana la llamada por megafonía a la oración de los musulmanes, nos sirvió como despertador. A las 5 cuando salimos la ciudad estaba casi desierta , únicamente tuvimos que detenernos en un control del ejercito, tras el habitual registro del vehículo y tras 8 horas de trayecto llegamos a Bebedjia. Era la primera vez que llegábamos a comer a nuestro destino.