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viernes, 30 de enero de 2015

ADIDAS colabora con Iluminafrica

Adidas, una empresa reconocida en material deportivo, ha colaborado con la fundación enviando un gran numero de gafas deportivas de sol para llevarlas al Chad.

Vemos que las multinacionales tambien tiene su lado solidario.

Esta iniciativa ha surgido a través de iWOPI 
Iniciativa iWOPI 


multitud de deportistas que han cedido sus kilométros realizados durante sus actividades deportivas. Acumulando casi 90.000 Km, dos veces la vuelta a la Tierra. 



En la primera etapa han participado 577 donantes y en la segunda 625.

Esta distancia permite acercar mas al Chad a nuestras conciencias.


Gracias a todos los deportistas que han participado.



viernes, 16 de enero de 2015

Nous avons besoin d'opticiens au Tchad

Fondation Ilumináfrica a besoin d´optiques pour travailler comme volontaires dans son projet "En éduquant contre la cécité" qui mène à l'hôpital de Bebedjia, République du Tchad. (Pour plus d'informations www.iluminafrica.org, facebook et twitter).


Tâches à accomplir: 
 

- Diriger une optique qui fonctionne déjà à l'hôpital.

- Examen visuel et optométrie des personnes qui viennent à l'établissement.

- Travaux en atelier.

- gestion du stock et matériaux.

- Offrir des cours formation au personnel local.

- Réaliser des campagnes de révision oculaire dans les écoles de la zone.

Exigences nécessaires:
 
- diplôme universitaire en optique et optométrie.
- Connaissance de base de la langue française.
- Séjour minimum de 3 mois.

l'organisation paie les frais :
-transfert depuis le lieu de résidence jusqu'Bebedjia
-assurance base
-hébergement dans l'enceinte de l'hôpital de bungalows avec douche et toilettes
-repas.
-Le travail nést pas rémunéré mais il y a une quantité de 200 euros par mois pour les frais de poche. 
 
L@s intereses peuvent contacter:

colaboracion@iluminafrica.com et également 0034-637348489

miércoles, 7 de enero de 2015

Expedicion de Enero (Dono-Manga)

Continua la labor de ILUMINAFRICA en el Chad

 
La Fundación ILUMINÁFRICA, embarcada desde noviembre 2007 en el proyecto de lucha contra la ceguera evitable entre la población sin recursos del continente africano, iniciará el próximo sábado 10 de enero de 2015, una nueva expedición a la república del Chad, la vigésimo octava (28) desde su puesta en marcha.



En esta ocasión serán los oftalmólogos: Angel Dominguez Polo (Zaragoza) José Ignacio Valls Martinez (Alicante), enfermera, Ana Maria Garcia Ruiz( Gran Canarias) y ópticos: Enrique Ripoll Pascual (Huesca) y Beatriz Dupuy, (Francia). Esta expedición marcha al Hospital de Dono Manga y permanecerán en el Chad hasta el próximo 30 de enero. La óptica francesa, va al Hospital de Bebedjia y permanecerá allí hasta el 4 de abril.



Dentro de las patologías oculares, las cataratas constituyen el problema que más cantidad de ciegos “evitables“ ocasiona. Con este objetivo, Ilumináfrica aporta medios materiales y humanos, dotando a los hospitales de Dono-Manga y Bebedjia de material para realizar exploraciones e intervenciones quirúrgicas oftalmológicas, junto con material fungible.



Asimismo, contamos con una consulta de óptica y de un taller de anteojería,en cada hospital, ya que, según la experiencia de Ilumináfrica, casi el 20% de las personas que acuden a nuestras consultas solicitan ayuda óptica para mejorar su visión, desde las básicas gafas de vista cansada, hasta los más complejos cristales.


Sobre Fundación ILUMINÁFRICA


Con la denominación de "Fundación ILUMINÁFRICA", se constituyó en 2007 esta organización sin ánimo de lucro que, por voluntad de sus creadores, circunscribe su actividad a la sociedad aragonesa, española e internacional, centrándose en niños, jóvenes y adultos sin recursos afectados por problemas oftalmológicos o de “ceguera evitable”.


En este tiempo, la fundación ha realizado 27 expediciones al Chad en las que se han efectuado más de 2.680 intervenciones de cataratas, se ha atendido a más de 11.390 personas en las diferentes consultas de Oftalmología y optometría y se han entregado por encima de 3.450 gafas graduadas.


Por otra parte, la fundación aragonesa continúa desarrollando programas asistenciales oftalmológicos en Chad, tanto médicos como quirúrgicos, y de promoción de actividades de formación y difusión de conocimientos.


Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 90 % de los ciegos evitables reside en los países en vías de desarrollo y, sin intervenciones apropiadas, el número de invidentes aumentará a 75 millones para el año 2020.

Si tu puedes, yo puedo (Alberto Gil)

Podemos ver en el enlace la entrevista que se ha hecho a Alberto Gil por parte de Heraldo de Aragon.
 

Si alguien no puede acceder aqui copiamos la entrevista.

Alberto Gil (Fuentestrún, Soria, 1966) es un ciego total que, a falta de vista, ha desarrollado intensamente el resto de los sentidos, incluido el del humor. Su ceguera no ha sido inconveniente para que su espíritu viajero le llevara a pilotar una avioneta, a conocer once países y a plasmar sus aventuras en un libro, ‘Mis pequeñas odiseas: viajando con otros ojos’ (Ediciones 94). Una autoedición que presentó recientemente en el Centro Soriano en Zaragoza y con la que, además de ofrecer una lectura amena y divertida sobre sus peripecias, colabora con la Fundación Ilumináfrica, a la que dona un 10% de cada volumen vendido. Este 'soriagozano'  (su familia vive en la capital aragonesa y estudió en la Universidad de Zaragoza), que vio frustrada su esperanza de ser arqueólogo por la ceguera, guarda un grato recuerdo de su paso por Barbastro y Teruel, lugares en los que trabajó en la ONCE. Alberto Gil se siente el tuerto entre otros discapacitados como los paralíticos cerebrales o las personas con síndrome de Down, por quienes siente verdadera admiración.

¿Qué le responde a quienes le preguntan que a qué va si no ve?
Que voy a estar en los sitios, porque viajar y hacer la vida cotidiana es mucho más que ver. Es verdad que estamos en una sociedad basada en la imagen, pero el mundo se compone de mucho más de que imágenes. Voy al cine y también me hacen la misma pregunta, o cuando viajo: voy a estar como uno más, a participar en igualdad de condiciones como cualquier persona. En definitiva, a la integración y a demostrar que si yo estoy, los demás también pueden estar.

¿De dónde le viene ese espíritu viajero?
Creo que de mi abuelo, que era arriero. En mi casa siempre he visto el viaje: mi padre iba con un camión, mi abuelo iba con el carro, yo he viajado desde los 6 años a Barcelona por temas visuales. Y creo que también me ha influido la literatura de viajes de Julio Verne, de Emilio Salgari, que me hacían vivir otras aventuras fuera de la meseta castellana en la que nací.

Fue hacia los 20 años cuando se quedó ciego totalmente…
Tengo una enfermedad degenerativa que se llama retinosis pigmentaria, y por la noche no he visto nunca bien, pero de día me manejaba más o menos hasta los 20 años, cuando tuve un bajón que hizo que dejara de poder leer, perdiera muchas referencias… Y a partir de ahí tuve que reprogramarme.

Pero se lo tomó con una filosofía fuera de lo común…
Es una actitud positiva que, no sé si es aquello de que mal de muchos consuelo de tontos, pero cuando perdí la vista a los 20 años, en 3º de carrera, teniendo que aparcar mi sueño de ser arqueólógo y en plena juventud, fue un palo tremendo. Mis padres me tenían que leer los textos, mis compañeros me ayudaban…

Eso era en la Facultad de Filosofía y Letras de Zaragoza, donde hacía Geografía e Historia.
Así es. Y ahí tuve un bajón grande, pero fui a la ONCE, en la plaza Ecce Homo. Yo pensaba que la ONCE, en el año 1987, era solamente para ciegos totales y para vender cupones. Entonces vi que los ciegos hacían cosas, y se reían, y pensé: “Si ellos pueden, yo puedo”. Y ahora es mi filosofía, mi lema de vida: “Si yo puedo, tú puedes”.

Puede, incluso, pilotar una avioneta. ¿Cómo lo hizo?
Todo vino porque tenía el capricho de montar en globo, siempre me había atraído después de leer ‘Dos semanas en globo’ de Julio Verne. Otros cuatro ciegos y yo buscamos una empresa y montamos en la barquilla con cinco personas más y el piloto. La experiencia fue decepcionante en el sentido de que no se notaba nada. Claro que los que veían alucinaban de ver el acueducto de Segovia desde el aire...

¿Y qué esperaba?
(Risas) No sé, me esperaba otra cosa. Y me hicieron una entrevista en Radio Nacional y conté que me había decepcionado porque parecía que estaba parado y solo notaba el ruido de los propulsores cuando subía el globo y el aterrizaje. El piloto del globo me oyó y se picó.

Y le dijo que ahora se iba a enterar…
Me llamó y me ofreció pilotar una avioneta. Yo acepté encantado, lo consideré un lujo. Era como un coche de autoescuela: él llevaba los mandos y yo llevaba los mandos también. El aterrizaje y el despegue lo hizo él y el resto me dejó a mí. Así que una vez arriba, me dijo: “Te toca”. El volante es como unos cuernos que si los llevas hacia ti la avioneta sube y si lo llevas hacia fuera baja. Entonces yo apreté fuerte para subir y ¡pegó un bandazo! Me hizo alguna perrería, me puso de lado… Fuimos de Ocaña a Aranjuez y vuelta.

Usted que ha visitado un montón de ciudades, ¿qué echa de menos cuando visita esos lugares?
Más accesibilidad. Vas a las ciudades y no hay apenas maquetas de monumentos, y si las hay a veces están en vitrinas, así que no las podemos tocar y es bastante frustrante. Para paliar esa carencia te inventas el truco de ir a las tiendas de recuerdos, y como suele haber réplicas en pequeñito, más o menos te haces una idea del monumento. También me gustaría como utopía que hubiera más museos de los sentidos, porque los olores propios del lugar, la música, de algo más que no sea visual.

En cuanto a la sensibilidad ciudadana con los ciegos, ¿hay alguna ciudad donde la haya apreciado especialmente?
En Ávila están muy sensibilizados, de hecho tiene premios como la ciudad más accesible de Europa. En España en general hay bastante sensibilidad porque la ONCE ha trabajado mucho en ese tema. En el extranjero en cambio no. Y es curioso, porque son países avanzados como Suecia, Portugal o el Reino Unido. En Lisboa, por ejemplo, que fuimos tres ciegos totales solos, en un palacio en Sintra  no nos dejaron entrar porque no se fiaban de que nos pudiésemos caer. En Estocolmo me sorprendió mucho que, siendo la capital de un país sueco, no hubiese maquetas ni nada de sensibilidad. Allí entraban gratis los acompañantes a los museos, así que en vez de fomentar la integración están fomentando la protección. Y yo siempre he luchado por la normalización, por ser uno más y me pueda desenvolver de forma autónoma.

En su blog dice que prefiere que le llamen ciego a invidente.
Sí, es por los eufemismos. A veces por querer usar un lenguaje políticamente correcto parece como que da miedo utilizar la palabra ciego, y tampoco tiene una connotación negativa: es la realidad. Si los videntes son los que ven con la mente, los invidentes seríamos lo contrario, y yo no me considero como tal. La gente está acostumbrada a hablarnos con circunloquios, se arman líos con el lenguaje. Les sale decir: “Ya lo verás”, y te das cuenta de que están dándole vueltas para no hacernos sentir mal. Pues di “ya lo verás” , que el lenguaje no lo cambiamos, que somos personas normales.

Al hilo de un pequeño viaje que hizo con una persona que estaba en horas bajas, en el libro recomienda incluso como terapia contra la depresión compartir una jornada con un discapacitado.
Sí, bueno, puede haber gente que se agobie más todavía… Pero creo que pueden pensar: “Si ellos pueden, ¿por qué no yo? Yo voy con una asociación de discapacitados que están peor que yo, son paralíticos cerebrales, con síndrome de Down… y alucinas la cantidad de cosas que hacen. En el mundo de los ciegos, el tuerto es el rey, pero yo en este caso me siento el tuerto, un privilegiado en cierta medida. Es bueno porque ves naturalidad, sentido común, buen humor… Todos tenemos nuestros momentos, tampoco quiero dar una imagen falsa de lo que es una ceguera, realmente sí es duro. Pero no vas a estar diciendo a la gente: “Pobrecito, qué desgraciado soy, que no puedo ir a ningún sitio”. Ni somos superhéroes ni somos pobrecitos, cada uno somos diferente.

¿Cuántos países conoce?
He visitado once. Como vamos poco tiempo cuando viajo al extranjero, he aprendido a dejar de lado los circuitos y estamos solo en una ciudad tres o cuatro días.

¿En qué lugar es donde más ha disfrutado?
En Estambul. Es muy sensorial, los olores, los sonidos, otra cultura, la gastronomía, la música. En plan de disfrute y placentero, Estambul. De emociones, Auswitch me impresionó mucho. Aunque no ves el campo de concentración, se siente, se huele… Es algo increíble, porque piensas cómo es posible que después de 70 años siga habiendo algo ahí que te impresione tanto. Hay mucho dolor.

¿Qué viaje le queda pendiente?
En España, Cádiz, que espero que este año lo haga, Málaga, Menorca y un montón de pueblos. En el extranjero, ciudades sensoriales como Calcuta y Nueva Delhi, también de cataratas como Iguazú, Italia tampoco lo conozco.

¿Recuerda alguna anécdota de sus viajes especialmente?
En Jarandilla de la Vega me asusté, porque decidí ir a un pueblo y me costó hora y media llegar. A la vuelta me indicaron en dirección contraria y llevaba dos horas y media andando y no llegaba… Además se me agotó la batería del móvil y no podía guiarme con el GPS, no había nadie a quien preguntar… Llegó un momento que pisé con el bastón lo que era una acera, así que había dejado atrás el arcén de la carretera comarcal, y pensé: “Por lo menos he llegado a la civilización, no sé adónde pero he llegado”.

¿Y en ocasiones así no decide no volver a viajar más?
No, soy aventurero, aunque siempre intento ser prudente. Te pierdes en los sitios porque no los conoces y te supone mucho esfuerzo mental tener que memorizar referencias. Pero a base de preguntar, de educación, de tener un carácter abierto y las ideas claras a la hora de viajar llegas a los sitios. Pero tengo que elegir sitios que tengan transporte público desde Madrid, que sean manejables, sencillos, que puedas hacer alguna visita guiada…. Necesita una preparación previa extra a la que cualquier viajero. Si quieres viajar, porque es distinto a hacer turismo.

¿Cuál es su trabajo en la ONCE en Madrid?
Como técnico de biblioteca, me dedico a la promoción de la lectura entre las personas ciegas y cara a la sociedad. Entre las personas ciegas, haciendo una revista con información bibliográfica mensual, con novedades de libros adaptados en braille y audio, y siendo secretario de una comisión seleccionadora de libros que se vayan a adaptar. También coordino un club de lectura para personas ciegas en braille. Y a nivel interno me dedico a dar charlas en colegios y en todos los sitios que puedo.